Ayer, día 10 de noviembre, se cumplían cien años de la fiesta del árbol que organizó la Sociedad Española de los Amigos del Árbol en el Cerro de los Ángeles. En aquellos primeros años de siglo XX, el cerro era un montículo pelado al sur de la capital del reino.

A margen de lo puramente anecdótico y pintoresco, el acto se organizó como una romería de exaltación política y patriótica con la correspondiente convocatoria a vecinos y autoridades municipales. Parece que la plantación tuvo lugar gracias al donativo de una importante dama, que —nosotros al menos— no hemos sido capaces de identificar;  Al esplendor de la jornada contribuyó también lo apacible de la temperatura que se disfrutó aquel domingo otoñal. La «fiesta» puede considerarse el inicio de la forestación de uno de los enclaves, al cabo de un siglo, más verdes del «inmediato pueblo de Getafe», refiriéndose la crónica periodística así al municipio por su condición de colindante con la Villa y Corte.

No habremos de esforzarnos en relatar lo que ya hizo la prensa en general al día siguiente del evento. Hemos optado por reproducir un artículo, sin firma, publicado al día siguiente en el ABC.

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«Los invitados a la fiesta, que eran muy numerosos, y entre los que figuraban algunas distinguidas damas, salieron de Madrid en dos trenes, que fueron recibidos en Getafe por las autorindades y por numerosas comisiones a los acordes de la banda de la localidad.

Entre los expedicionarios figuraban los exministros Sres. Sánchez Guerra y Aguilera, presidente el primero de la Sociedad Española de Amigos del Árbol; los ingenieros de Montes Sres. Codorniú, Deleyto y Madariaga; los diputados provinciales por el distrito, Sres. Sauquillo y Borrega, y los representantes de la prensa. También fueron a Getafe el batallón infantil y la banda de música del Asilo de María Cristina.

Los invitados se dirigieron en varios carruajes al santuario del Cerro de los Ángeles, en el que se dijo una misa solemne, al final de la cual pronunció una elocuente plática el virtuoso párroco de la localidad, D. Eugenio Nedeu. Terminada la misa, se sirvió un espléndido almuerzo que presidió el Sr. Sánchez Guerra, quien tenía a sus lados al alcalde de Getafe, Sr. Cervera; a los Sres. Aguilera, Codorniú y al párroco.

En otros puestos, además de las personas ya nombradas, tomaron asiento algunos concejales, el secretario del Ayuntamiento Sr. De Francisco; el coronel del Quinto montado de Artillería, de guarnición en Getafe, Sr. Souza y el jefe de la línea de la Guardia civil, Sr. Ferari. En el banquete no hubo brindis, y desde la mesa trasladáronse los comensales a las faldas del cerro en donde había de verificarse la plantación.

Antes de procederse a ésta, el batallón infantil de María Cristina hizo con gran precisión algunas evoluciones, y despues los marciales soldaditos, en unión de los alumnos del colegio de Escolapios, y acompañados de las dos bandas de música ya mencionadas, entonaron el himno a la bandera y el himno del árbol, que fueron acogidos con grandes aclamaciones por la muchedumbre apiñada en aquel lugar.

El aspecto que ofrecía el cerro no podía ser más pintoresco; casi todo el vecindario de Getafe habíase trasladado al cerro del santuario, y muchas familias daban fin a sus meriendas formando animados grupos en las laderas de la colina.

Cuando ya todo estuvo dispuesto para la plantación, cuyas operaciones fueron cuidadosamente inspeccionadas por los señores Codorniú y Madariaga, dióse a ella comienzo, siendo plantados simultáneamente los primeros árboles por los señores Sánchez Guerra, Aguilera, D. Tomás Costa, general Allendesalazar, Delyto, Romillo, por el alcalde y el párroco de Getafe, por las señoritas Carolina Codorniú, Maria Asunción Deleyto, Clara Madariaga, Aurelia Calleja, Natividad Herreros, Carmencita Suárez Inclán y Aguilera y por el niño José Luis Sauquillo. El resto de la plantación fue efectuado por los niños de las escuelas municipales, colegio de Escolapios y batallón infantil.

Fueron plantados en total 30 sóforas y 600 pinos; este año se plantarán el el mismo lugar 6.000 árboles más, y el proyecto de la Sociedad consiste en completar en años sucesivos la plantación de 50.000 árboles, la repoblación forestal del famoso cerro.

Desde uno de los balcones de la casa aneja a la ermita pronunciaron discursos el síndico del Ayuntamiento , D. Gregorio Sauquillo, para dar las gracias a la Sociedad de Amigos del Árbol por haber elegido a Getafe para celebrar la fiesta; el Sr. Nedeu y el padre Escolapio Felipe Estévez, para explicar el simbolismo de las fiestas del árbol, y el ingeniero de Montes, Sr. Herreros, para encarecer su importancia.

El Sr. Aguilera, en frases elocuentes, manifestó que actos de la índole del que se celebraba son los que contribuyen a a bvrir el ánimo a la esperanza, y dijo que el afán de todos, especialmente el de los madrileños, debe consistir en transformar las áridas y peladas llanuras del centro de la península en un vergel florido.

Añadió que la agricultura da la medida de la prosperidad de pueblos como el nuestro, en el que tanto puede influir la riqueza de su suelo privilegiado, y alentó a los niños allí congregados para que amen a los árboles. Terminó dando un viva a España, que fue clamorasamente respondido.

El Sr. Sánchez Guerra resumió en un hermoso discurso os que se habían pronunciado, y después de dirigir frases de gratitud al culto pueblo de Getafe por haber patrocinado y haberse asociado tan del buen grado a la iniciativa de los Amigos del Árbol, dijo que el lema de esta Sociedad es el de hacer la propaganda por medio de los hechos.

«España fue grande —dijo— cuando la religión y el patriotismo se juntaban para realizar obras grandes y para emprender conquistas en todos los órdenes, que hoy pudieran parecer arriesgadas. Reverdezcamos hoy esos laureles por medio del trabajo, que santifica aún las obras más humildes, y esto es lo que pretendemos inculcar en la juventud y en las nuevas generaciones».

Dijo a los niños que habían plantado los árboles que la fiesta no debía terminar al separarse los que a ella habían asistido, pues lo verificado ayer no debe ser más que el comienzo, y les animó para que, en lo sucesivo, cuiden y rieguen los árboles que habían plantado y se erijan en amparadores del arbolado, con lo que realizarán una labor humilde, pero patriótica por su finalidad.

Terminó dando vivas a España y al pueblo de Getafe, que fueron contestadas con entusiasmo. Todos los oradores fueron justamente aplaudidos por la compacta muchedumbre que se apiñaba ante el santuario.

Los expedicionarios, altamente satisfechos por lo grata que resultó la fiesta, y muy agradecidos por las atenciones de todo género que para ellos tuvieron el Ayuntamiento, las autoridades y el vecindario de Getafe, regresaron a Madrid por la noche».

 
(ABC. Lunes 11 de noviembre de 1912)

 

 
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José Sánchez Guerra 

La noticia de la plantación de árboles en Getafe tuvo una especial repercusión en toda la prensa. Y no era para menos, si se tenía en cuenta quién era el promotor del evento. La Sociedad Española de Amigos del Árbol estaba presidida por José Sánchez Guerra. Este peculiar político nació en Córdoba en 1859. Empezó su carrera política en 1886 como diputado por Cabra en representación del Partido Liberal de Sagasta. En 1902 se pasó al partido Conservador junto a Antonio Maura, manteniendo el escaño por Córdoba hasta 1918.

Fue Gobernador del Banco de España, Ministro de Gobernación en tres periodos, Ministro de Fomento, Ministro de la Guerra y Presidente del Consejo de Ministros. A pesar de su actitud crítica con Alfonso XIII, colaboró con la monarquía, se opuso con fuerza a la dictadura de Primo de Rivera y, finalmente, antes de retirarse de la política en 1931, dió su apoyo a las tesis republicanas.  

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IMAGEN SUPERIOR: José Sánchez Guerra  con su familia delante de uno de los árboles plantados el día 10 de noviembre de 1912 en el Cerro de los Ángeles. Más arriba, dos imágenes de ese mismo día. Las tres instantáneas fueron realizadas por Roldán para la revista Mundo Gráfico y publicadas en su número de 20 de noviembre de 1912. 

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El Himno al Árbol al que se refiere en un momento el periodista del ABC sería posiblemente una curiosa pieza musical compuesta en 1896 por el maestro Chapí, con motivo de la primera celebración oficial del Día del Árbol en España.