S necesario, llegado el momento, ampliar la información sobre la figura de Vicente Urrabieta Ortiz, vecino de Getafe, sobre el que ya escribí brevemente en el capítulo dedicado a Daniel [Urrabieta] Vierge. Se trata, además, de uno de los ilustradores más prolíficos de todos los tiempos y de los pioneros de la litografía en España; y para mayor mérito, patriarca de una saga de artistas ligados a Getafe. Vicente Urrabieta nació en Bilbao en 1823, aunque algunas fuentes apuntan a que nació en Madrid en el año 1813; fecha esta última que no coincide con otras referencias. En la Parroquia madrileña de San Sebastián —donde luego inscribió a su hijo— se cita que Vicente Urrabieta se casó con Juana Vierge el 16 de junio de 1845, él con una edad de 22 años y ella de 20. Esto acreditaría, al menos, que nacio en 1823. No se habría quitado diez años solo por presumir. Si Bilbao o Madrid, resulta más difícil afianzar un resultado por la opinión divididad de casi todas las fuentes.
Su certificado de defunción —fechado en París el 26 de diciembre de 1879, un día después del óbito— lo ratifica: «Du vingt-six décembre mil huit cent soixante-dix-neuf, à trois heures du soir. Acte de décès dûment constaté de Vincent Urrabieta, artiste-peintre, décédé en son domicile, à Paris, rue du Cherche-Midi 109, hier, à neuf heure du soir à l’âge de cinquante-six ans, natif de Madrid (Espagne) fils de Julian Urrabieta et de Dolorès Ortiz, son épouse, décédés; marié à Juana Vierge». Tenía en el momento de su muerte 56 años; la resta es fácil. Parece que algunas fuentes como la Biblioteca Nacional de España y otras yerran en el dato. Nació en 1823 y murió el día de Navidad , justo cuando estaba a punto de regresar de nuevo a España.
A inhumación de Vicente Urrabieta, verificada en el cementerio de Montparnasse, asistieron muchos periodistas franceses y españoles—entre ellos el colaborador de La Ilustración Española, Fernández de los Ríos—, artistas distinguidos y representantes de casas editoriales. Vicente Urrabieta dejaba tres hijos, continuadores todos ellos de su estela artística: Daniel, «ventajosamente conocido en el mundo artístico bajo su apellido materno Vierge, con el cual firma admirables trabajos»; Samuel, que figura al frente de un taller de cromo litografía muy acreditado en París, y Dolores, que empieza a hacerse una reputación en el arte de la pintura».
Para esta semblanza hemos consultado las necrológicas publicadas por Le Monde Illustré el 3 de enero de 1880 y la de La Ilustración Española y Americana el 15 de enero de 1880. Vicente Urrabieta era colaborador, entre otras muchas publicaciones ilustradas, de ambos periódicos.
EGÚN la reseña de Le Monde Illustré, publicada sin firma, Vicente Urrabieta-Vierge —fíjese el lector que el cronista improvisado yerra con el segundo apellido del difunto, añadiendo el ya popular apellido materno del hijo—, había nacido en Madrid en 1823.Vicente Urrabieta comenzó a dibujar a los catorce años con Inocencio Borghini Pectorelli. Continuó sus estudios en la Escuela de Bella Artes de San Fernando, haciéndose conocido a los 17 años tras ilustrar la obra ‘Matilde o las Cruzadas, confiada a los editores Gaspar y Roig. Este trabajo le catapultó para colaborar con todas las publicaciones ilustradas como El Semanario Pintoresco, La Ilustración, o La Ilustración Española y Americana. Durante los años 40 del siglo XIX continuó ilustrando con éxito libros como Escenas matritenses, de Mesonero Romanos; María, la hija del jornalero o La Marquesa de Bellaflor, ambas de la trilogía de Ayguals de Izco.
Vicente Urrabieta y Ortiz se casó con Juana Vierge de la Vega el 16 de junio de 1845, trasladándose la pareja a Getafe donde, es muy posible que la familia su esposa tuviera una casa. Juana Vierge de la Vega, había nacido en 1825 fruto del matrimonio [1818] de Leonardo Bierge y María de la Vega. El abuelo Leonardo, natural de Lyon, llegó a España como ordenanza o asistente personal de Joseph Leopold Sigisbert Hugo, general de las tropas napoleónicas que invadieron España y padre del gran Víctor Hugo. Leonardo estuvo encargado, entre otras cosas, del cuidado del niño que en un futuro se convertiría en la más grande, entre las estrellas rutilantes literarias de la Francia de finales del siglo XIX. Leonardo se había españolizado con normalidad, de tal manera que decidió abandonar su carrera militar. Fracasado el «reinado» liberal de José Bonaparte, el rey Plazuelas, mote otorgado por los madrileños por la obsesión que le sobrevino de urbanizar el ruin, estrecho y pestilente Madrid, o Pepe Botella, por su afición al trinque, la turba gabacha tuvo que afrontar el regreso a Francia. Leonardo Bierge se licenció y dejó marchar a sus heroicos camaradas de armas. Se despidió de su general; el amor de una española, María de la Vega, lo retenía en Madrid. El apellido del abuelo, Bierge, se transformó en la siguiente generación en Vierge.
Al poco de casarse tomó parte como miliciano en las sangrientas luchas que tuvieron lugar en Madrid. Le Monde Illustré se refiere a las frecuentes algaradas y levantamientos militares durante el reinado de Isabel II, sobre todo después de la aprobación de la Constitución de 1845 basada en los principios del liberalismo doctrinario que no reconocía la soberanía nacional del pueblo por lo que fue rechazada por los progresistas.
En 1844, Vicente Urrabieta ilustró un librito o panfleto sobre el General Espartero, regente del Reino de España (1840-43), el que había escrito un famililiar suyo, Mariano Urrabieta, no sabemos si hermano, sobrino o, sencillamente, él mismo metido a propagandista y cambiando su nombre por el de Mariano Orrabieta, utilizando una tipografía en la que la U de Urrabieta se confundía con la O de Orrabieta. Quede clara la intención aduladora del autor o autores hacia el Príncipe de Vergara, Duque de la Victoria o de Morella o conde de Luchana, un militar ‘isabelino’ que fallecería el mismo año que Vicente Urrabieta.
Vidas paralelas
Vicente Urrabieta Ortiz y su hijo, Daniel [Urrabieta] Vierge vivieron, al margen de los genes que los unían, experiencias vitales paralelas. Si no fuera un anacronismo, Plutarco los podría haber agrupado como dos de los ilustradores más importantes del siblo XIX. Padre e hijo. Uno y otro fueron dibujantes de un excepcional talento y prolíficos como si las figuras aparecieran solas en el papel y la pluma litográfica o el lápiz se movieran solos, sin necesidad de ningún tipo de acicate o estímulo creativo, una tesis refutada por las imágenes que reproducimos en este artículo.
Ambos, padre e hijo, dibujaron con suerte y calidad dispar episodios del agitado siglo XIX en España y en Francia. Los dos eran colaboradores de las publicaciones ilustradas más prestigiosas de ambos países, además de libros y folletines; Si uno ilustró a Mariano José de Larra, el hijo hizo lo propio con Víctor Hugo o a Quevedo. Los dos recrearon, con calidad dispar, las Guerras Carlistas, escenas bélicas y marineras, y los dos ilustraron no una vez, sino varias, la obra maestra de Miguel de Cervantes: Don Quijote de la Mancha. Los dos padecieron de una salud quebradiza, amenazada siempre. Vicente Urrabieta falleció en París por un ataque de apoplejía en 1879; tres años después, Daniel Vierge sufrió un ictus, la mitad de la apoplejía, un rayo terrible y devastador, un derrame cerebral que le dejó paralizada la mitad derecha de su cuerpo, dejando yerta la mano derecha. Bárbaro y oscuro destino de un artista. A pesar de recuperar la mano izquierda para llevar la luz que aún transmitía su cerebro a los dibujos, solo era un anticipo, una hemiplejía, la mitad de la muerte que le llegaría el día 10 de mayo de 1904.
NTRE1842 y 1845 realizó una serie de grabados con temas de la primera y segunda guerra Carlista que se pueden visitar en este enlace, un tema que muchos años después, entre el 4 de mayo de 1872 y el 11 de marzo de 1876, retomaría su hijo desde la redacción de Le Monde Illustré con la publicación de cincuenta y cuatro ilustraciones (50 xilografías y 4 fotomecánicas) basadas en fotografías y en croquis con «todo el esplendor de las grandes ocasiones y el movimiento de las batallas. Se trataba de una nueva edición de las mismas guerras, una revuelta permanente de sectores cantonales y nacionalistas que se reproducían como la mala hierba por el País Vasco, Aragón, Valencia y Cataluña, una disputa que se amparaba, como una máscara, en el enfrentamiento ideológico de las dos facciones de la monarquía borbónica, etiquetadas someramente como absolutistas y liberales.
El 5 de marzo de 1851 nacería en Getafe Daniel Urrabieta Vierge, según se atestigua de las palabras de su mejor amigo, y compañero en la ruta por la Mancha para ilustrar el Quijote, Carlos Vázquez: «Daniel Urrabieta Vierge nació en Getafe en 1851, y me complazco en citar este pueblo porque son muchos los extranjeros que suponen o creen que era francés».
Ese mismo año de 1851, Vicente Urrabieta Ortiz viajó a París y a Londres para aprender las últimas novedades de la litografía, su técnica preferida, y el grabado en madera. «Dotado —asegura la Ilustración Española y Americana— de gran facilidad para sacar partido a la pluma litográfica, a su regreso emprendió la edición e ilustración de la novela de Mariano José de Larra, El Doncel de Don Enrique el Doliente, ilustrada con aquel sistema». En dos tomos, la obra empezaba con una litografía del Mariano José de Larra y se contaban otras 18 litografías, además de 78 grabados decorando el texto. Las ilustraciones son obra de Vicente Urrabieta y fueron litografiadas por el coeditor, J.J. Martínez. El libro se encuadernó con primor, con papel en tamaño holandesa (28x22cm), con las lomeras en piel verde, con nervios y ruedas doradas. Una auténtica edición de lujo para aquella época. El proyecto fue un absoluto fracaso, según la Ilustración Española y Americana, «por la mala administración de la persona a quién confió su gestión económica».
Tal era su habilidad como litógrafo que las dos ilustraciones superiores atestiguan su enorme talento. Se trata de estampas marineras ejecutados con las técnica litográfica; pero no con una sola piedra: con dos y hasta con tres. Una especie de fotomecánica en la que Urrabieta conseguía el efecto parecido al todo color con dos o tres piedras en lugar de fotolitos. Las dos superiores forman parte de la colección del Museo Romántico encuadradas en una serie sobre la primera Guerra de Marruecos.
‘Episodios de la Guerra de África’ está formada por veinticuatro litografías que fueron editadas en Madrid por C. Moro y donde colaboraron, junto con Urrabieta, destacados litógrafos españoles de la época como Giménez, Bernardo Blanco, José Villegas, Carlos Múgica y Eusebio Zarza. Destaca toda la colección por su gran calidad, tanto por su dibujo como por la excelente estampación.
La Guerra a Marruecos, declarada en 1859, fue uno de los acontecimientos más convulsos de todo el siglo XIX español. España había declarado la guerra en respuesta a una serie de agresiones que habían sufrido las tropas destacadas en Ceuta. La contienda duró menos de un año y finalizó con la victoria española tras la toma de Tetuán y la batalla de Wad-Ras. La prensa española de la época, marcada por una ola patriótica y propagandística, se posicionó claramente a favor del intervencionismo en África, siendo numerosos los escritores y dibujantes que viajaron a la zona como corresponsales de guerra y sus crónicas y dibujos aparecieron estampados en distintas publicaciones
Otras estampas del mismo periodo y parecida técnica son la Vista del puerto de La Habana y El heroico suceso de Machín de Munguía
Tras su viaje por Londres y París para ‘hacerse el máster de la época en grabado’—asegura Le Monde Illustré de forma errónea—, «se construyó una casita en Pinto, cerca de Getafe, donde, rodeado de sus hijos pasó los cinco años más felices de su vida». Sin embargo, el redactor encargado de la necrológica se equivoca. La casa de los Urrabieta Vierge estaba en Getafe, según se desprende de las distintas visitas que realizó para ver a su madre o para realizar las ilustraciones del Quijote. Su amigo, el pintor Carlos Vázquez, escribe en el prólogo de la edición en castellano del Quijote ilustrado por Vierge: «Durante nuestro viaje no hizo Urrabieta ningún dibujo ni tomó apuntes. Cuando volví a Getafe para regresar juntos a París, me encontré que había llenado tres álbumes, todos ellos con dibujos de los parajes que acabábamos de recorrer. ¡Nadie diría que no estaban tomados del natural!». La relación con Getafe llega a tal punto que Ramón Gómez de la Serna —tras el fallecimiento de Silverio Lanza en 1912— describe el salón del escritor en el que hay un cuadro de Vierge. ¡Es fantástico!
Tras el regreso triunfal del ya jubilado General Espartero, el Gobierno recompensó a Vicente Urrabieta en 1856 nombrándole Caballero de la Orden de San Fernando. Durante su participación en la milicia había sufrido una coz de caballo que le partió la clavícula, pasando un tiempo de convalecencia en Cádiz y Sevilla, regresando pronto a Getafe para retomar sus lápices de ilustrador.
En 1863 realizó una serie de grabados que se relacionan en el libro ‘Els gravats de la «Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón» de Víctor Balaguer‘, como Jaume el Conqueridor, L’episodi del guant de Corradino, La Emperatriz Isabel Cristina embarcando en Barcelona o las Ejecuciones de Carlos de España, que no de Cataluña.
En 1868, tras la revolución de la Gloriosa o ‘septembrina’, y el exilio de Isabel II en París, Vicente Urrabieta —quizás temiendo algún tipo de represalia política— también emprendió el viaje hacia la capital francesa donde se estableció con toda su familia. Francia no estaba mucho mejor que España. La amenaza de las tropas prusianas acercándose a París, le convencieron para regresar a España donde ejerció como activo corresponsal de Le Monde Illustré y colaborador de las publicaciones ilustradas de la época en Madrid. Muestra de ello es el grabado superior sobre la visita de los Reyes de España a la Exposición de Bellas Artes de 1871. El duque de Aosta, entronizado como Amadeo I de España, junto a la reina María Victoria del Pozzo. Sin embargo, su primogénito, Daniel Urrabieta Vierge, se quedó en París siendo testigo de excepción de sucesos como la guerra franco alemana, el asedio de París y la Comuna.
Al poco tiempo —meses apenas—, Vicente Urrabieta, junto a su mujer y sus otros dos hijos, Samuel y Dolores, regresaron a Francia. No era un culo de mal asiento, simplemente había que buscarse la vida de la mejor forma posible. Su hijo Daniel Vierge ya triunfaba en la capital artística del mundo, abriendo de esta manera la puerta a todo el plantel de los Urrabieta. Daniel Vierge era, apenas tres años después de su llegada, el dibujante con más prestigio de Francia. Ya no eran los lectores de los periódicos los que se interesaban por él: eran los grandes pintores y literatos quienes querían conocer a «este observador visionario, descendiente de Velázquez, metido a periodista», según la frase del su contemporáneo, el periodista [novelista, crítico de arte e historiador], Gustave Geffroy.
Vicente Urrabieta y El Quijote
La relación de Vicente Urrabieta con los editores Gaspar y Roig le llevó a ilustrar el Quijote en 1851 —cosas del destino— el mismo año que nació Daniel, el gran ilustrador de las aventuras y desventuras del Ingenioso Hidalgo. En 1868 volvió a ilustrar otra edición de la obra maestra de Cervantes, la de Urbano Manini. Y lo volvió a hacer al año siguiente, en 1869, para una edición de Ramón Pujal. En 1873 realizó una deliciosa serie de viñetas que verían la luz en El Quijote para Niños, publicado por la imprenta de Fermín Martínez García. Nosotros hemos consultado un ejemplar de la sexta edición (1877). Digitalizado por la BNE.
Vecino de Getafe
Vicente Urrabieta Ortiz y Juana Vierge de la Vega se trasladaron a vivir ‘al cercano’ Getafe, donde nacieron sus tres hijos, dos varones y una hembra. Posiblemente, el traslado del matrimonio a Getafe se debió a que la familia de Juana ya disponía de una casa en este lugar próximo a Madrid donde, además, había una pequeña colonia de compatriotas franceses que, tras años de permanencia y convivencia, rehicieron sus vidas quedándose definitivamente en España. En el seno familiar convivían sin dificultad la cultura francesa y la castellana.
Según los historiadores Manuel de la Peña y Marcial Donado— Getafe se había convertido, durante la guerra de la Independencia contra los franceses, en un cantón militar. Por aquí pasaban y descansaban todos los regimientos que el mando destinaba a reforzar sus posiciones en Andalucía. Según los archivos municipales, el colegio de los Escolapios fue convertido en puesto de mando y hospital de guerra. Y aunque la convivencia entre los paisanos y los militares galos provocó no pocos altercados y muertos, el roce, como no, también trajo el amor. Algunos de aquellos soldados regresaron al pueblo para asentarse o continuar los amoríos que habían iniciado durante la contienda, cuyo ejemplo más notable, salvo indicación contraria de los sabios que hurgan los legajos, fue Leonardo Bierge, el padre de Juana Vierge, que contrajo nupcias con María de la Vega en 1818. Es probable que Juana Vierge fuera cantante, o simplemente aficionada a la ópera y a la canción francesa, pasión que intentó transmitir sin éxito a sus hijos. Los tres vástagos del matrimonio habían aprendido a dibujar antes que a leer y a escribir, aunque con el paso del tiempo utilizarían con soltura la lengua de Víctor Hugo y la de Miguel de Cervantes. Y aunque la madre intentó inculcar su afición por la música y el ‘bel canto’, los tres hijos hicieron oídos sordos a las notas y optaron por abrir los ojos a la ilustración y la pintura.
En 1876, tres años antes de fallecer, Vicente Urrabieta, realizó algunas obras relacionas con Getafe. Hay que destacar el grabado alegórico de la Virgen de los Ángeles en el que se observa la imagen de Nuestra Señora a medio camino entre la ermita del Cerro y la iglesia de la Magdalena rodeada de una cohorte de angelillos que la acompañan y otros que tiran de la carroza. La piedra caliza pulimentada que utilizó en el proceso de dibujo e impresión es hoy uno de los tesoros artísticos que custodia la Real e Ilustre Congregación de la Virgen de los Ángeles.
El 30 de agosto de ese año, La Ilustración Española y Americana publicaba un grabado titulado: «Getafe: Sacristía de la parroquial de Santa María Magdalena después de una solemne función religiosa, dibujo al natural por Vicente Urrabieta». Es probable que la función religiosa a la que se refiere fuera la celebrada el día 22 de julio, festividad de la patrona de Getafe, Santa María Magdalena [La Virgen de los Ángeles fue nombrada patrona del Partido Judicial de Getafe en el año 1945].
Esta entrada, a pesar de su extensión, se antoja corta para los méritos de Vicente Urrabieta y la calidad de sus grabados. Para los interesados, a continuación, relacionamos las fuentes consultadas y la procedencia de los grabados,
FUENTES Y NOTAS
—IMAGEN SUPERIOR. Retrato de Vicente Urrabieta y Ortiz publicado, junto a la nota necrológica, por LE MONDE ILLUSTRÉ. 3 de enero de 1880.
—LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA. Necrológica publicada el 15 de enero de 1880.
—LIBRO: ‘Parroquia madrileña de San Sebastián: algunos personajes de su archivo’, de Matías Fernández García. Madrid 1995. BooksGoogle.es
—CAPITULARES que hemos colocado al principio, obra de Vicente Urrabieta entresacadas del folletín ‘La Marquesa de Bellaflor o el niño de la inclusa’ (1847), parte de una trilogía junto a ‘María la hija del jornalero’ y ‘El palacio de los crímenes o el Pueblo y sus opresores’ , de Wenceslao Aiyguals de Izco. Gracias al blog Acotaciones de un lector de folletines.
—LITOGRAFÍA. Sin más bastimentos que un batel. 1850. Biblioteca Nacional de España.Digitalizado en Biblioteca Digital Hispánica. Inscripción a pie de imagen: «El Prevoste de Irarrazabal abandonó el gáleon que montaba acompañado de la mitad de su gente de guerra para abordar algunas naves francesas que le acometiron sobre las aguas de Cantabria. Soldados y galeotes, en tan arrojada aventura hubieron de conocer el peligro antes de consumar la hazaña; pero el célebre marino, con una gruesa barra de hierro que á la mano tenia, golpeó su batel hasta echarlo à pique, no dejando otra salvación posible que la realización del sangriente abordage. La bandera de Castilla tremoló bien pronto sobre una de las naves francesas; con la cual y con el galeón guipuzcoano del Prevoste, se hizo en seguida prisionera toda la armada contraria. (Año de 1536)».
—MUERTE DE DAOIZ. El 2 de mayo o los franceses en Madrid. Inscripción en el margen inferior: Muerte de Daoiz. «Despues de la heroica resistencia hecha en el Parque por los capitanes de Artilleria por D. Luis Daoiz y D. Pedro Velarde, auxiliados por un puñado de gentes del pueblo, agotadas ya las municiones, Daoiz se quedó solo y herido sobre un cañón, mientras Velarde al / internarse en los almacenes, fué asesinado traidoramente por un oficial polaco. El eJército francés, á las órdenes del general Lagrange, avanzó entonces sobre Daoiz, quien despues de defenderse bizarramente con su espada, cayó acribillado de innumerables heridas».
—VIDA MILITAR Y POLÍTICA DEL GENERAL ESPARTERO. 1844. 16 páginas. Escrita por Mariano Urrabieta (Suena a un hermano o familiar de Viente, sin que podamos contrastar; solo hemos encontrado alguna traducción del francés y algunos textos que no han procurado luz sobre su personalidad). Retrato a cargo de Vicente Urrabieta.
—ILUSTRACIÓN, extraída del libro ‘La señorita del quinto piso’, Paul de Kock. D. Jesús Graciá Editor, 1862. Del blog Ninots, Tebeos i Dibuixos.
—EL QUIJOTE PARA NIÑOS. Aventuras de los Molinos. Imp. y Librería de José G. Fernández. Sevilla. Sexta edición. 1877. Biblioteca Nacional de España.
— GUERRA CARLISTA. Escolta del estandarte. Fuerte de 40 jinetes mandados por un exento de Guardias de Corps, era compuesta por individuos que procedentes de dicho cuerpo se habían presentado en provincias y se hallaban excedentes por no tener colocación en los batallones correspondientes a su clase. Dedicados exclusivamente a la custodia de un estandarte en que estaba …M.S. de los Dolores…. Grabado de 1840. Museo Zumalakarregi.
—EL DONCEL DE D. ENRIQUE EL DOLIENTE. Portada de la edición ilustrada por Vicente Urrabieta. Incluye el retrato de Mariano José de Larra.
—LITOGRAFIA A DOS PIEDRAS Y TRES TINTAS. ‘Episodios de la Guerra de África’. Estampa número 4. Museo nacional del Romanticismo. Litografía a dos piedra y tres tintas que representa a la escuadra española atacando las baterías y el fuerte de Tetuán desde la ría el 29 de diciembre de 1859.
—LITOGRAFÍA A DOS PIEDRAS. ‘Episodios de la Guerra de África’. Estampa número 11. Museo nacional del Romanticismo. 1860. Se representa a las tropas españolas dirigiéndose al Monte Negrón para tomar posiciones a la vez que por la costa les llegan barcos con víveres.
—VISTA DEL PUERTO DE LA HABANA. 1854. Inscripción a pie de imagen: «Vista del Puerto de La Habana, en la isla de Cuba, la Reina de las Antillas, cuya importantísima ciudad fue tomada por los ingleses, despues de la heroíca defensa del Castillo del Morro, con que imnortalizó su nombre D. Luis de Velasco, Gobernador de aquel fuerte (Año 1762).
—LITOGRAFIA. El heroico suceso de Machín de Munguía (1860). Episodios marítimos. Inscripción a pie de página. Más facil a la comprensión del estudio que al creencia de un simple relato es de las mas brillantes que pueden leerse en los anales marítimos del mundo. Mandaba una nave de alto bordo en la armada que se dirigía al ataque de Previsa pero habiendose separado fue a dar contra el poder de las galeras de Barbarroja que no eran menos de 160. Cuarenta y ocho horas duró la pelea y a al cabo de ella la nave desarbolada y rota pero con cuatrocientas cabezas de enemigos por trofeo salió de entre aquella multitud que aterrada o generosa no insistió mas en el ataque. La muchedumbre sin duda fue parte para que la nave pudiera defenderse de tantos contrarios, que no a todos a la vez es posible acometerla más de cualquier modo el suceso es superior a cuanto humana constancia permite y aconsignarlo es sagrada deuda que reclama la memoria de tan singular hazaña». (Año de 1539)]. Museo Massó. Bueu (Pontevedra).
—EL POLLO. Caricatura. Dibujo a lápiz negro. Sin fecha.
—EJECUCIÓN EN TIEMPOS DE CARLOS DE ESPAÑA (Menudo titular le adjudica el historiador catalán). Dibujo con mina de plomo y aguada. Unitat Gráfica de la Biblioteca de Catalunya. 1863. Recogido de ‘Els gravats de la «Historia de Cataluña y de la Corona de Aragón»’ de Víctor Balaguer, de Francesc Fontbona. Se trata de uno de los trabajos del proyecto «Nacionalismo y bibliofilia: artes del libro en la España contemporánea. Sociedad de Estudios Medievales y Renacentistas de Salamanca.
—GRABADO. Visita de SS. MM. los Reyes de España, Amadeo y María Victoria, a la Exposición de Bellas Artes de 1871.
—EL CALVARIO DE SALAMANCA. Vicente Urrabieta. Magasin Pittoresque nº XXXIX de 1871.
—EL QUIJOTE ILUSTRADO. Portada. Edición de Urbano Manini. Madrid. 1868
—GRABADO. Getafe: Sacristía de la parroquial de Santa María Magdalena después de una solemne función religiosa, dibujo al natural por Vicente Urrabieta. Grabado propiedad del autor.
—PIEDRA LITOGRÁFICA de Vicente Urrabieta que custodia la Real Congregación de Nuestra Señora de la Virgen de los Ángeles y origen del grabado posterior y reimpresiones de la alegoría sobre la bajada de la Virgen desde el Cerro hasta La Magdalena. Grabado ejecutado con la piedra; ahora impreso o fotocopiado de un original.
—VISTA DE LA NUEVA PUERTA DEL SOL desde la calle Mayor. Proyecto de reforma de los señores Hamal y Manby (1855). Museo de Historia de Madrid.