Los libros son objetos que perduran en el tiempo más allá de la energía que desprenden cuando salen a la luz con olor a tinta fresca, de las presentaciones, los escaparates de las librerías y bibliotecas, incluso cuando se dan por finalizadas las campañas de venta. Están ahí, faltos del fulgor que exhala el papel recién impreso, aunque dispuestos a llamar la atención en cualquier momento, inquietos en sus cajas o en las estanterías, prestos a reaparecer y activar el interés de nuevos lectores y, lo que nos ocupa en este artículo, el contacto con familiares y conocidos de los personajes que los protagonizan. Los libros no caducan como un plato precocinado. En nuestro caso, la persistencia de sacar a relucir personajes de los siglos XIX y XX, nos ha dado la oportunidad de conocer o contactar con parientes directos de algunos personajes o figuras notables como nietos, sobrino nietos, biznietos, tataranietos y otros allegados.
La familia granollerense de Filiberto Montagud
La biografía del ilustre vecino de Getafe Filiberto Montagud Díaz la documentamos, en parte, con la ayuda de los familiares del artista que aún viven en esta localidad: su nieto, Manuel Reverte Montagud —hijo de Luisa Montagud— y su mujer, Margarita Castro; sus dos biznietos, Manuel y Álvaro; y sus tataranietos.
Sabíamos que Filiberto nació en Barcelona en 1877 y que, además de la familia que reside en Getafe, seguramente tendría familiares en Barcelona o en las ciudades de alrededor, aunque no habíamos tenido noticias directas de ellos antes de escribir el libro.
Sin embargo, la existencia de saga familiar cuajada de escritores y artista igualmente se ha desvelado a través del correo electrónico. Hace solo unos días, aún reciente la celebración de los 100 años de fútbol en Getafe que ha rememorado la fundación del primer equipo de esta localidad y que ha provocado una cierta efervescencia por la figura del polifacético Filiberto Montagud, recibía el pedido de un ejemplar de su biografía adquirido a través de esta página web. La persona interesada era Santi Montagud Montañà (1960), oficial de notaría desde hace más de 30 años en Granollers y, vocacionalmente, escritor en lengua catalana en la que ha publicado varios libros de ficción y poesía, así como articulista de varios medios de comunicación regionales. Santi es nieto del notario, traductor y escritor Josep Maria Montagud i Borja, autor de la obra ‘Divagación histórica a través de un testamento del siglo XVIII. Noticia de un archivo destruido en Granollers’ (Barcelona, 1957); Santi es, por tanto, biznieto de José María Montagud Díaz, hermano de Filiberto Montagud Díaz.
El hermano de Josep Maria, Miquel Montagud i Borja (1897-1984) dedicó gran parte de su vida al arte como pintor, retratista y profesor de dibujo, destacando su admiración por El Greco, de cuya obra hizo varias reproducciones; también ocupa un lugar destacado como abanderado de la protección del patrimonio histórico y artístico de la comarca catalana del Vallés Oriental, además de impulsor y conservador del Museu de Granollers durante la guerra civil, exposición que posteriormente se nutrió con donaciones de los herederos del artista. Hoy, en Cabacés, en catalán Cabassers —localidad tarraconense de la comarca del Priorat donde se asentó tras jubilarse y donde falleció—, el Museo Municipal lleva el nombre de Miquel Montagud.
José María y Miquel Montagud i Borja fueron, según Santi Montagud Montañá, además de su abuelo y tío abuelo respectivamente, «tíos o primos de Filiberto», aunque no recuerda con exactitud el parentesco. Sin embargo, pensamos que teniendo en cuenta la coincidencia de los apellidos de su bisabuelo, el abogado valenciano José María Montagud Díaz, y los de Filiberto podemos establecer que Filiberto Montagud Díaz era tío de Josep Maria y de Miquel. «La familia de aquí (Granollers y Barcelona) todavía lo recuerdan», asegura Santi Montagud Montañà, sobrino tataranieto de Filiberto, chozno de una cautivadora dinastía artística. «Mis tías que ya superan los 90 años, todavía hablan del tío Filiberto. Yo tengo alguna ilustración de él en revistas del Madrid de aquella época compradas en librerías de viejo y, dos originales. Uno de ellos es un autorretrato muy bueno que me legó por herencia mi tío Gabriel, fallecido hace un mes (noviembre de 2023), a quien se lo había regalado su tía Conchita Montagud», pintura que encabeza este artículo gracias a la cortesía del sobrino nieto de Conchita, Santi Montagud, y que es un pequeño regalo para nuestros lectores e interesados en la vida del polifacético artista, desconocida incluso para su familia de Getafe.
El general Palacio y la planchadora
El primer contacto que tuvimos con familiares de los personajes que desfilan por estas páginas fue la entrevista que realizamos a Dolores Alba Palacio, nieta del general Romualdo Palacio.
Gracias a ella y a su hijo, biznieto del militar, pudimos ilustrar y poner cara al héroe laureado de las guerras carlistas y de la campaña de África. Palacio, además, ejerció en 1887 como gobernador de Puerto Rico, donde fue conocido como el general Componte por la violenta represión que desató contra los rebeldes independentistas y autonomistas de la que era una de las últimas colonias de España; aquel año, es conocido en la isla como el año triste de Puerto Rico. Posteriormente, Palacio fue también director general de la Guardia Civil. Estaba condecorado con la Gran Cruz de la Orden de San Fernando.
Gracias a Dolores Alba Palacio pudimos reproducir algunas fotografías de su abuelo y, sobre todo, el grandioso cuadro del héroe que se exponía en el salón de su casa y que, según pensamos, es el mismo que encargó el Ayuntamiento de Getafe en 1895, por el que pago 500 pesetas al pintor Víctor Morelli y Sánchez Gil. Sin duda el cuadro, cedido a la familia en 1936 por obras de reforma en el salón de plenos es de propiedad municipal, aunque después de 87 años sigue en manos de la familia de Romualdo Palacio.
Romualdo Palacio y González era hijo del teniente General Mariano Palacio Navarro y de María González, naturales de Zaragoza. Se casó dos veces; la primera, con Doña Casandra Rodríguez Pumarejo. De este primer matrimonio nació Tomás Palacio Rodríguez, teniente coronel muerto en 1909 en la batalla del monte Gurugú contra las insurgentes tribus del Rif mientras le ofrecía un vaso de jerez a uno de los soldados destacados por su valor; desconocemos si hubo más hijos de ese enlace. Al quedar viudo, se volvió a casar con la señora San Clemente con la que tuvo tres hijas: Trinidad, Felisa y Tomasa. Esta última se casó con con D. José Alba Valdecasas; el matrimonio tuvo tres hijos: José, Dolores y Romualdo. También tuvimos la ocasión de conocer al hijo de Dolores y biznieto del general, Gonzalo Moreno-Alba.
Los nietos y sobrino nietos de Tomás Palacio Rodríguez, ascendido a coronel a título póstumo y condecorado con la Laureada de San Fernando después de su luctuosa muerte en el monte Gurugú, también se pusieron en contacto con nosotros para adquirir algunos ejemplares de la obra. Actualmente residen repartidos entre la provincia de Burgos y Cantabria. Actualmente una calle de Santoña honra su memoria, como pasa con su padre en Getafe que tiene plaza y avenida.
Algún tiempo después de publicar el artículo sobre el general Componte, recibimos un correo electrónico desde Puerto Rico gracias a la difusión del texto en internet. Era la nieta de una mujer del pueblo de Aibonito que planchaba los uniformes de Romualdo Palacio mientras ejerció como gobernador general de la isla. El contacto fue breve aunque emocionante.
Las muecas de los días: Sánchez Morate y la viuda de Sirval
El periodista Luis de Sirval es el protagonista de la novela Las muecas de los días junto a otros personajes como José Sánchez-Morate y Martín, Manuel González Correa (juez del distrito de Getafe), Eduardo Ortega y Gasset, Luis de Oteiza, Pedro de Répide, Gregorio Rajal Novella, Filiberto Montagud, y otros personajes locales y nacionales.
Las interacciones de los lectores con este libro no han cesado desde su edición en el año 2015. Unas consumadas y fructíferas y otras que han quedado en apenas nada.
José Sánchez-Morate era el médico forense de Getafe en 1923, aunque su trayectoria sobrepasa el ámbito local. De ahí su protagonismo en Las muecas de los días junto al periodista, el juez con vocación de político y el policía que llevó la investigación. Hace algunos años contactó conmigo el nieto del doctor, el también médico Álvaro Arizcum Sánchez-Morate. El mensaje de Álvaro Arizcum fue breve, evanescente, aunque sobrevoló la posibilidad de entrevistarnos y la posibilidad de obtener más información personal y gráfica de José Sánchez-Morate. Pero aquello quedó en nada. El médico getafense estaba casado con María Mansilla Duque; tuvieron cuatro hijas: Emilia (Miluca), María Luisa, Josefa y Sagrario. Dos de ellas, Emilia y Josefa, se casaron con militares del ejército del aire que consiguieron el grado de teniente general, el casado con Emilia (Felipe Galarza) y general de brigada el marido de Josefa (Trino Fernández Muñoz). La cuarta hija, Sagrarió se desposó con el médico Alberto Arizcum, continuando con su hijo una saga de médicos. Sánchez Morate, del que no conocemos su rostro, falleció en 1963. El Ayuntamiento de Getafe le dedicó el nombre de una calle.
El protagonista de la novela, Luis de Sirval, como saben nuestros lectores murió en Oviedo pocos días después del levantamiento de los mineros en la revolución de Asturias en 1934. Estaba casado con María del Milagro Rubio Maldonado. No tuvieron hijos. Cuando cerramos la novela con una pequeña biografía de los personajes se quedó en el tintero el destino de esta mujer; suponíamos que, debido a su implicación política, durante la guerra civil, María del Milagro Rubio Maldonado abandono España, sin conseguir más datos. Son esos hilos que han quedado pendientes de tejer. Recientemente, durante el otoño, recibí el pedido de un ejemplar de Las muecas de los días. Paula González Rubio me informó de que su interés por el libro se debía a los lazos familiares que la unían con la mujer de Luis Higón Rosell, conocido por el seudónimo de Luis de Sirval. Sin embargo, no era ella la que me podía informar, era su madre la que podía tener algunos datos.
Paula González es hija de Consuelo Rubio, sobrina de María del Milagro Rubio Maldonado. Consuelo me agradeció los libros. «Soy Consuelo Rubio. En primer lugar darle las gracias por los libros que nos han enviado. No sé cómo expresarle lo que estos libros significan para mí; desde hace muchos años, he estado buscando toda la información posible que hablara de mis tíos y de aquella época tan triste y significativa. Investigando en Google descubrí el libro que usted ha escrito, me llenó de emoción».
Ahora, sin embargo sabemos que María del Milagro no desapareció en la guerra ni se marchó a Méjico; se exilió a Prades, en el sur de Francia donde falleció. «Yo siempre viví en Madrid —comenta Consuelo en su correo— y todos los veranos de mi infancia los pasábamos en Prades visitando a mis tíos ya que ellos no podían regresar a España después del exilio tras la Guerra Civil».
«Milagros, era una de los siete hermanos de mi padre, todos ellos de Madrid. Durante la segunda república vivió en Madrid con su marido Luis Sirval hasta la muerte de él. No sé exactamente en que fecha se tuvieron que exiliar a Francia pues todos ellos, incluida mi abuela, estaban muy significados en política. Llegando a Francia , estuvieron retenidos en el campo de concentración de Argeles Sur Meer, no sabría decirle durante cuánto tiempo, ni tan siquiera la razón por la que estuvieron allí, si bien era debido a su condición de refugiados Españoles o un campo de concentración regido por la ocupación alemana».
«Lamentablemente la información que yo tengo de todos ellos —continúa Consuelo— la recibo siendo niña y ahora mismo no podría recordar con exactitud que es lo que me dijeron unos y otros, puesto que yo soy la más pequeña de cuatro hermanos. Con toda certeza, sé que Milagros y Luis no tuvieron descendencia, y tampoco puedo aportar nada del hermano de Luis. No poseo cartas de ella y creo que tampoco fotos. Murió en Prades en los pirineos orientales franceses en 1979 a los 73 años y está enterrada en un panteón familiar con todos sus hermanos y familia que allí vivieron».
«Siento no poder aportar más datos —finaliza su mensaje Consuelo— y si algún día me hago con más información o fotos se lo haré saber. Por desgracia, de la familia Rubio solo quedamos mi hermano y yo, y no tenemos a quien preguntar».
El agente del Cuerpo de Investigación y Vigilancia de la novela, Gregorio Rajal Novel, es como el resto un personaje real. Fue uno de los mejores policías de Madrid y estuvo, en 1923, al frente de la investigación del caso de unos pies, presuntamente de una mujer joven amputados en vida, que aparecieron en el barrio del Terol de Madrid, competencia del magistrado titular del Partido Judicial de Getafe, Manuel González. Posteriormente, en 1933, Gregorio Rajal fue secretario del director general de Seguridad, José Valdivia y Garci-Borrón, del Partido Republicano Radical. En 1936 abandonó España y se estableció en Venezuela. A finales de ese año, Rajal era el protagonista de la noticia en aquel país: ‘La policía española reorganizará la de Venezuela’. A finales de ese año terrible para el recuerdo en España, Rajal creó la Escuela de Agentes de Seguridad Pública del país suramericano. En el año 2016 mantuvimos contacto con el escritor José Antonio Pulido y con Rafael Ojeda, uno de los pionero de la Guardia Nacional de Venezuela, residentes ambos en Tachira (San Cristóbal), para el uso de una imagen del policía. Cosa que aceptaron. Tres ejemplares de Las muecas de los días volaron hasta el país de los Caribes, uno para Pulido, con destino al archivo personal de Rafael Ojeda y el tercero para la biblioteca del Archivo de la historia Militar en Venezuela. Y hasta ahí la historia.
Juan Bautista Bergua Olavarrieta
De nuestro libro ‘La furia de Caronte, historia de la guerra (in) civil en Getafe’, también recibimos la interacción de un familiar de uno de los personajes históricos. Juan Bautista Bergua Olavarrieta es la figura que conduce los vericuetos del libro y, sin duda, el protagonista, el solista de la palabra que aparece repetidas veces en una obra coral, con cientos de individuos y sucesos.
Al poco tiempo de aparecer la obra se puso en contacto con nosotros Juan Bedoya Ponte, tataranieto de Juan Bergua. Juan Bedoya es nieto de Matilde, la segunda hija menor de Bergua. Nos llegó a comentar la posibilidad de hablar con Juan Bergua, hijo a su vez de Helios, el vástago más pequeño de Bergua Olavarrieta; Helios había fallecido hacia , a finales de 2021 o principios de 2022, según su sobrino nieto Juan Bedoya. El contacto, sin embargo, se interrumpió sin previo aviso como el que apaga la luz de una habitación sin vistas. Y hasta ahí llegó nuestro acercamiento a la familia de Bergua.
Ildefonso Sanz y Doménech
Ildefonso Sanz y Doménech (1863-1937) fue un médico, marino y pintor que apareció en nuestro horizonte tras el diseño de la portada del libro ‘Contra las Olas’, de Javier Sánchez. Internet y los buscadores, sobre todo Google, son como los vasos comunicantes, una red casi infinita que se extiende por el mundo y que acumula datos ingentes; gracias a esa poderosa herramienta, volvimos a comunicarnos con una familiar de alguien a quién conocíamos por nuestras búsquedas arqueológicas en ficheros, bibliotecas y periódicos antiguos.
Marta Iglesias es la biznieta de Ildefonso Sanz y Doménech. Contactó con nosotros por el eco del libro en internet. Ella nos aportó algunas informaciones interesantes y, sobre todo, fotografías y documentación gráfica imprescindible de la trayectoria profesional de su bisabuelo.
«Ildefonso Sanz Doménech venía de una familia acomodada pero, ninguno de sus miembros tenía nada que ver con la medicina o lo militar. Sus padres se llamaban Ildefonso Sanz Cobeño y Felipa Domenech Rato. Sacó la carrera de Medicina con una nota de sobresaliente e ingresó por oposición en la Marina. Participó en la batalla de Cavite el 1 de mayo de 1898 a bordo del crucero Isla de Luzón. Se casó con Rita García de Paredes y Abril, una aristócrata, descendiente de D. Diego García de paredes (1468/ 1534) ( El Sansón de Extremadura). Aunque tuvieron más hijos, sobrevivieron ocho: Araceli, Alfonso, Ginés, Mercedes, Ramón, Ángel, María Dolores y Jesús Sanz García de Paredes».
«Ildefonso Sanz falleció en San Sebastián, el 13 de octubre de 1937, a causa de una infección. Él estaba allí pasando una temporada pero vivía en Madrid. Los funerales y entierro se celebraron en San Sebastián a los que acudieron los Duques de Alba. Posteriormente los restos de Ildefonso se trasladaron al cementerio de La Almudena, en Madrid, donde descansan en el Panteón familiar».