Por fin hemos conseguido una foto de la Catedral de la Magdalena sin andamios, sin montañas de arena, sin escombros, sin la valla que vigila un guarda gitano. Sólo el cristal transparente impide el roce, entre goloso y curioso, del dedo índice de los clientes del nuevo Centro de El Corte Inglés en El Bercial.

La maqueta de azúcar, síii azúcar, es un trabajo de los pasteleros del nuevo centro comercial en homenaje a la localidad. El trabajo preciso y espectacular nos ha recordado al artista, ya fallecido, Jesús Martínez Contreras, más conocido como «Izquierdo«, y dueño de la pastelería del mismo nombre situada en la calle Madrid (hoy regentada por sus familiares), meca gastronómica desde principios del siglo pasado, por donde han pasado ilustres compradores de pasteles como los escritores Silverio Lanza, Ricardo de la Vega y Jacinto Benavente o los aviadores Spencer y Kindelán .

Maestro pastelero, Izquierdo se especializó en el arte, dulce mezcla de escultura y arquitectura, de construir maquetas de azúcar, chocolate y mazapán, creando obras de gran belleza, motivo de culto popular en el escaparate de la confitería; año tras año la tradición obligaba a visitar la obra del maestro; el colegio de los Escolapios, el Monumento del Cerro de los Ángeles, el Taj Mahal, o, precisamente, la exquisita fachada de la iglesia de la Magdalena.

Implicado en la cultura local y con Getafe inició la, ahora tradicional, «chamá«, allá por el año 1964, con motivo de la conducción del agua potable hasta la ciudad. También cuenta entre sus méritos haber diseñado, igualmente en la década de los sesenta del siglo pasado, el actual escudo de la ciudad, partido el blasón, una mitad a la «cuna de la aviación española», con un campo verde sembrado de aviones, y la otra mitad de la insignia dedicada al Sagrado Corazón del Cerro de los Ángeles. Era alcalde un tal Juan Vergara y Getafe tenía el mismo emblema que Pinto, con el que competía por ser el «centro y corazón» de España.

La Iglesia de la Magdalena fue declarada Bien de Interés Cultural en el año 1958. En 1991, se transformó en Catedral con motivo de la creación de la Diócesis de Getafe, consagrándose como tal en 1995. Sin embargo, en el año 2000 cerró sus puertas para unas obras de reparación. Unas obras largas y costosas.

Además de los estudios geotécnicos, que ha venido a corroborar que la iglesia está construida sobre terreno arcilloso, motivo de las numerosas grietas surgidas en la fachada y en en el techo, habrá que echar mano de la cábala para explicar el misterio oculto que rodea a este templo. Todos los indicios nos llevan a un enigmático sortilegio, superstición o enigma. No se precipiten; no vaya el señor obispo a excomulgarnos sin esperar a las razones que exponemos.

La ermita que se construyó, en ese mismo lugar, en el siglo XIV sobre una iglesia mudéjar, fue derruida en 1549 porque se había quedado pequeña para la creciente población de Getafe en aquellos años. El nuevo templo erigido no fue del gusto del arquitecto mayor del rey Felipe IV, o -así es la vida desde hace mucho, muchísimo- no recibió la correspondiente taleguilla en concepto de comisión. El hecho es que el arquitecto real declaró ruinosa la construcción al parecer por la escasa calidad de los materiales y de la ejecución; y arreglado. El templo, a pesar del expediente del arquitecto, se acabó. La burocracia en tiempos del imperio era larga y Valladolid no estaba a tiro piedra.

El encargado de rehacer el edificio acabó en prisión por usar materiales de peor calidad que el anterior, abaratando unos costes que se perdían, inevitablemente en la faldriquera del constructor. Parece que siempre ha sido igual. El tipo se llevaba los doblones cuadrados. Los materiales utilizados fueron de tal naturaleza malos que el templo se derrumbó casi por completo en el año 1632.

No fue hasta 1770 que se acabó Santa María de la Magdalena, que cuenta con dos retablos decorados por Alonso Cano, uno de los grandes artistas del siglo de oro español. Si se quiere profundizar más en la curiosa historia y en la arquitectura de este monumento getafense es preciso dirigir los pasos hacia la historiadora Pilar Corella Suárez , autora de libros como «Arquitectura religiosa de los siglos XVII y XVIII en la provincia de Madrid» (Madrid 1979) y otros como el de «Alonso de Covarrubias en la iglesia de Santa María Magdalena de Getafe» (Madrid, 1974)

Desde el año 2000 que se cerró para la ejecución de las obras de reparación, el Ayuntamiento, que no pone un duro, y la Comunidad de Madrid, que lleva gastados en el templo más de seis millones de euros desde el año 1987, andan discutiendo sobre el ritmo de las obras. Este año, tras la última inyección económica del gobierno regional parece, que se vislumbra el final de una trayectoria casi maldita. Reforzados los cimientos y restaurados los frescos del ábside y la cubierta del coro, reforzado el capitel barroco de la torre nueva , al igual que el forjado y el voladizo del coro, es muy posible, si no se repite la maldición del lugar, que el año que viene, cuando vuelva la Virgen, el templo esté de nuevo esperándola con las puertas abiertas. Solo quedan, … las campanas.

Que no sonarán golpeando el badajo con los movimientos originales, balanceo, volteo, etc., sino con impulsos eléctricos, con electromazo o electrobadajo. Vaya electro-palabrejas que hay que utilizar. La crítica que hemos recogido, por ahora, a las obras de restauración se refiere a la ausencia de actuación con las campanas de la Catedral. El proyecto no contempla, salvo las rejillas protectoras anti palomas, la recuperación de los tradicionales toques, ni los espacios necesarios para tales menesteres. Los interesados en esta cuestión pueden tocar esta campana digital y se encontrarán con mucha información y bonitas fotografías de cagadas de palomas.

En fin, la maqueta de la Catedral de la Magdalena en azúcar se puede contemplar en el nuevo Centro Comercial El Corte Inglés de El Bercial, dentro del Hipercor, junto a la panadería. La fotografía se obtuvo (con un teléfono móvil), valió la pena, tras aguantar tres atascos y dos retenciones, para cruzar la carretera de Toledo y acceder al barrio de El Bercial.

El nuevo edificio comercial puede considerarse en sí mismo la catedral de todos los híper de Getafe, con su impresionante cúpula transparente coronada por un vistoso sol que genera impulsos consumistas. La magnificencia de su arquitectura y las impresionantes vistas a los arrabales de la capital del sur desde su cristalera contrastan con la escasa, casi tacaña, dimensión de los pasillos, como si se tratara de una enorme sala de fiestas con las luces encendidas. Quita el codo, aparta, ten cuidado con la señora que nos tira, deja paso, gracias, no hay de qué, vaya mareo… ¡Niño..!, ¿dónde estás? Y la gente como en el metro de alemania «suban-strujjen-bajjen». –Aquí, papi, donde los videojuegos… Al fin y al cabo, lo importante es salir impelido del pasillo y toparse con las vistosas mercancías.