En los últimos días se ha desvelado que la jueza que lleva el caso de la concesión de los aparcamientos de Getafe ha imputado a Santos Vázquez Rabaz, exconcejal de Deportes y de Urbanismo del Ayuntamiento de Getafe. Cualquiera que siga la actualidad local, y sobre todo si ha profundizado sobre los hechos y el procedimiento, llega sin esfuerzo apenas a una sencilla conclusión. La lectura del Informe Aníbal posibilita afirmar que el proceso político y administrativo fue una gran chapuza que debería tener para la mayoría de los implicados la sanción que corresponda, aunque finalmente —mucho nos tememos— solo quede en la censura moral, el apercibimiento y la reprobación social.

A la vista de la documentación accesible nos surgía precisamente esa duda: ¿Por qué no estaban imputados todos los que eran [responsables]? La citación a Santos Vázquez responde en parte a nuestra pregunta; queda, a pesar de ello, la inquietud de que aún no está completo el reparto de los principales protagonistas. Y resta elucidar porqué el PP no implicó a toda la Junta de Gobierno que integraban PSOE e IU. Habrá que ayudarse con la imaginación o con suposiciones basadas en el tablero de la política local en el momento que se originaron los hechos.

Y conste, antes de seguir, para que nadie sospeche que nos guía la tendencia o la animadversión, que la imputación supone en realidad —jurídicamente hablando— un derecho: el derecho a defenderse de una acusación. Entre los que aún faltan por aparecer en los créditos, y que fueron figuras y actores destacados de la película que nos entretiene, están la presidenta en funciones de la Junta de Gobierno Local, Sara Hernández que, en ausencia de Pedro Castro, adjudicó las concesiones de obra, la concejala socialista Carmen Duque o el edil de Izquierda Unida, Alfonso Carmona.

También faltaba, aunque ya se ha subsanado ese olvido, el que en ese momento, —aún cuando no estuvo presente en el órgano de gobierno—, era el máximo responsable del urbanismo local: Santos Vázquez; y otros ediles que tampoco asistieron como Mónica Medina. Olvidémonos en relación con los hechos que se estiman del malogrado Sánchez-Coy. No meteremos al muerto en el entuerto, salvo que los vivos quieran echarle la culpa como pasa en los sainetes u operetas donde ha desaparecido el dinero y nadie dice ni pío.

Santos Vázquez era el concejal delegado, el responsable en aquellos días de vino y rosas del urbanismo getafense, fallido edil con ínfulas de sucesor a la cátedra de [sin san] Pedro antes de proclamarse, al sillón que controlaba y determinaba el interminable y suculento expolio de las arcas municipales a costa del desarrollo urbano de Getafe o en todo caso, si fuera posible y cupiera, una plaza en la mesa camilla donde se reunían los conseguidores socialistas y máximos beneficiarios del negocio urbanístico de Getafe.

Es posible que a la juez se le haya escapado la composición de la Junta de Gobierno, pero —pensamos nosotros siempre mal— que fueron los impulsores de la denuncia, Palencia y González, la dirección bicéfala del PP local en aquellos días, los que sustrajeron de los papeles, olvidando a propósito por alguna razón mezquina, el nombre de un par de importantes y comprobados responsables del desaguisado de los aparcamientos. Sara Hernández, preside la Junta de Gobierno Local y el otro, Santos Vázquez, aún ausentándose, figura y así se especifica en el acta, como miembro de ese órgano ejecutivo de la política municipal.

No habrá que rebuscar demasiado las razones de la actitud sesgada del PP local percibiendo enseguida que el olvido preconcebido se pergeñó en la imaginada conveniencia de José Luis Vicente y Carlos González, sobre todo del primero que tiene más chispa y agudeza política, para librar de la quema a los “enemigos internos” del clan de los Castro. Incluso se rumoreó en aquellas fechas iniciales del fregado, aunque no se pueda probar, —ni lo pretendemos—, que hubo más de una reunión entre el responsable de urbanismo del PP, Vicente Palencia, el del PSOE, Santos Vázquez, y la indómita Sara Hernández. Qué afición la de Santos a los almuerzos y las cenas conspirativas. Sara se mostraba, a espaldas de Pedro y apenas superada la adolescencia política, como albacea y heredera al frente de los destinos del PSOE getafense; los incondicionales del exalcalde aún tildan la deslealtad de la “niña” [Sara Hernández] de ingratitud política con su primer mentor y, sin tapujos, de traición. Y el viejo no estaba muerto ni mucho menos; ni siquiera mal enterrado.

Al PP local, incapaz de hacer mella en la muralla socialista, el asunto le venía como traje a medida para sus objetivos y estrategias. Aparecían rendijas, o grietas, que habrían de provocar finalmente el desmoronamiento del “chiringuito” de Castro: una hija indócil y levantisca que no iba a retirarse de la pelea sucesoria como sucediera antes con otros ahijados [políticos] de Pedro Castro como Paco Hita o David Lucas, y un abandonado y “envilecido” concejal de urbanismo por unos y por otros, por propios y por extraños.

Santos Vázquez resultó achicharrado con el explosivo embrollo que él mismo, copando el protagonismo, se encargó de magnificar y caldear: la expropiación de los terrenos de las cooperativas de PSG, la eterna justificación de las “10.000 viviendas protegidas” para que sus amigos siguieran con el negocio de las libres en El Rosón y, como detonante, las adjudicaciones de las parcelas de los Molinos Buenavista. A finales de 2008 dejó el Ayuntamiento de Getafe con el rabo entre las piernas, como un animal herido, indefenso, sin la salvaguarda de ninguno de sus compañeros; y más cabreado que un mono con el “mayoral” del cortijo, otrora benefactor, Pedro Castro. Santos “desfiló” por la puerta chica del coso getafense engañado por uno más listo que él; tiene guasa el hecho porque nos referimos a Super Damopín [David Moreno], el aciago alarife, inexperto y atrevido, más albañil que arquitecto, de las multitudinarias y desventuradas cooperativas Getafe Capital del Sur y Getafe Cuna de la Aviación Española y de su empresa, la gestora PSG [Propietarios de Suelo de Getafe]. Aún permanecen colgados en “la red” los vídeos con las grabaciones. Valore en lector por su cuenta la mermada capacidad política del exedil de urbanismo y su estúpida y compulsiva obsesión por expresar su verborrea y sus tonterías en el momento más inoportuno. ¡Mal pooo-lí-tico! Solo por eso, reconocer el chanchullo y el reparto en el concurso de las parcelas, aunque fuera “en privado”, que no es poca hazaña para un cargo público, tuvo que dejar su puesto al frente de urbanismo y emigrar a la agencia antidopaje, bajo las órdenes y el paraguas de su “amigo” Jaime Lissavetzky. Llevaba el rabo entre las piernas, sí, pero con un lucrativo destino y una plaza —de las buenas— de funcionario laboral entre las manos [Director Técnico de Deportes del Ayuntamiento de Getafe]; un cargo que ganó, todo hay que decirlo, gracias a su experiencia, meritoria o no, [en el ámbito de la gestión deportiva], y —suponemos también— con la aquiescencia de sus compañeros, el beneplácito de Pedro Castro y el empujoncito o ayuda conseguida en cualquier oposición “apañada” solo por ser un pez más o menos gordo afiliado al partido que gobierna —así se puede hacer gobierno y oposición. ¡Qué más da!

Sin embargo, la traición marca siempre su huella indeleble en el alma y en el futuro de los felones con la amenaza permanente de sufrir, ellos mismos en sus carnes, igual o parecido castigo. El que a hierro mata a hierro muere. Santos Vázquez ya está imputado: ha sido citado en el juzgado a finales del mes de enero de 2013. Sus compañeros, los que han declarado antes que él, Pedro Castro y José Manuel Vázquez (leñe, otra vez los VázquezSantos, Pedro y Zole—, tirándose de las greñas) han aclarado a la juez que el edil delegado de urbanismo cuando se adjudicaron las concesiones era el sin par Santos Vázquez; eso sí, sus compañeros han declarado con toda deportividad, sin acritud. Luego, tras desaparecer del espectro político de Getafe, fue Vázquez Sacristán [Zole] quien asumió la responsabilidad del urbanismo. Eso sí es puntería, para que digan.

El resto de los implicados han desaparecido prácticamente del escenario, ya sea política o, incluso, físicamente, ya cumpliesen como actores de reparto o como simples figurantes; es el caso, además del fallecido Ignacio Sánchez-Coy, de otros “muertos” [políticos, que conste] o “mal enterrados” como Carmen Duque, Mónica Medina y Alfonso Carmona.

No es el caso de Sara y de Santos. Hernández es la Secretaria General del PSOE local, una joven “mandamás” a la que le falta, no un hervor, un par de ellos, diríamos: capacidad política y liderazgo social. ¿Y qué tiene entonces? Sara se ha convertido en poco tiempo en una apuesta errada de Tomás Gómez [quizá sea eso lo que le interesa al errático líder del PSM] y en la renovada esperanza de Juan Soler para repetir una victoria que podría dejarle en los siguientes comicios como nuevo y absoluto dueño del cortijo [fuera de aquí no habrá demasiados puestos para escoger si Rajoy y el PP nacional siguen por la misma linde del desastre nacional]. Hay que recordar que Sara y Cristina eran, o siguen siendo, del mismo bando, facción, corriente o clan de la dirección del PSG [Partido Socialista de Getafe]. De hecho, Cristina sigue siendo Secretaria de Política Municipal de la Ejecutiva Local de los socialistas; y edil. Y, por lo que parece, no piensa dimitir de ninguno de los cargos. Un poquito de vergüenza, por favor.

Tras las últimas elecciones generales, el gobierno socialista, el zapaterismo y el rollo ese de la doble A [Agencia Antidopaje] se fueron a la porra. Santos Vázquez, denostado por las miles de familias afectadas por la PSG como edil mentiroso y corrupto, claramente fuera de la política representativa, ha tenido que regresar de nuevo a la Capital del Sur recuperando la plaza que tuvo la precaución de adjudicarse. De la misma manera que casi lo consigue igualmente “su amigo” Iván Blanco, asesor de deportes del gobierno local de Soler-Espiauba que lo intentó, aunque no le salió la jugada; y por partida doble: él y su mujer. Es que tienen un morro todos ellos…

Ahora y allí, en deportes, ha coincidido, además de con el tal Iván, con Carmen Plata, exconcejal de Vivienda y nueva responsable de la concejalía de Deportes del Ayuntamiento de Getafe. Carmen Plata y Santos Vázquez son viejos conocidos de la corporación local donde coincidieron como ediles entre los años 1995 y1999. Uno al frente de Deportes y la otra en la oposición: en trincheras otrora enardecidas. Hoy, armonizados, en una misma línea política y un bien común; una ejecutando la política popular en deportes; y el otro ayudando y ayudándose. Tanto monta, monta tanto, la Plata como Santos. En idílica armonía. ¡Qué susto…!

Pero eso será tema para el siguiente articulito o para el siguiente y para el siguiente. Volviendo al caso de los aparcamientos, y como curiosidad, damos una pequeña estadística de los “actores principales” [los que partían el bacalao] en el caso aparcamientos. Los únicos que asistieron a las tres juntas de Gobierno Local en las que se votaron cuestiones del caso aparcamientos (julio de 2007, abril de 2009 y mayo de 2009) fueron Sara Hernández, David Castro y José Manuel Vázquez. Santos Vázquez no asistió a ninguna de las tres reuniones. Ausente en la primera, abandonó el cargo—sin honores— en 2008, pero era el delegado del área de urbanismo desde el mismo momento que se pergeñó el negocio. ¡Menuda pelota! Todavía le siguen cayendo piedras por su malograda y peculiar gestión al frente del urbanismo local. Pedro Castro solo estuvo en una de las tres juntas, la última; y no coincidió en ninguna de ellas con Cristina. ¡Cuánto sabe el viejo!

Todos son responsables solidarios de las decisiones de la Junta de Gobierno Local. Pero unos más que otros. Pensamos nosotros. ¿Qué le espera al Partido Socialista de Getafe a la vista de este proceso? Si se acusa formalmente a los imputados y se celebra un juicio, el PSOE local estaría al borde del desastre y, en todo caso, pase lo que pase, necesitado de una total regeneración. No valen Saras; ni medias tintas. En Getafe no hay oposición, a pesar de los esfuerzos de la fallida y rota UPyD.